martes, 14 de febrero de 2012

Vacuna contra la incomunicación.

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Martes, 14 de Febrero de 2012
La vacuna contra la incomunicación

Los hospitales de referencia vascos atienden por lenguaje de signos a una veintena de pacientes en el primer mes de actividad del servicio.
Diego artola - Domingo, 12 de Febrero de 2012 - Actualizado a las 05:40h


Una intérprete del lenguaje de signos traduce las explicaciones de la oftalmóloga a la paciente durante la consulta médica. (Oskar Martínez)
Bilbao

LA consulta médica se llena de gestos en el aire en medio de un silencio concentrado. El análisis profesional fluye en segunda instancia a través de los dedos cuando calla el eco de las palabras que nunca oiría el paciente. La sanidad vasca ha roto desde hace un mes la brecha de comunicación que existía con la comunidad sorda con la presencia de tres traductores de signos en los tres hospitales de referencia que han atendido a más de una veintena de pacientes.



La bilbaina Araceli García, de 45 años, es la receptora de las explicaciones médicas en una revisión ordinaria de oftalmología. La presencia de una traductora le permite prescindir de la ayuda de sus familiares, muchas veces más voluntariosa que efectiva por el limitado conocimiento de algunos de ellos del lenguaje de signos. "Suelo venir a la consulta con mi madre, pero sus explicaciones son muy cortas", apunta. Por este motivo, disfruta al mismo tiempo de una autonomía inédita y de una atención profunda. "Esto es una demanda de hace mucho tiempo, es una conquista. Me siento tratada con más igualdad con respecto al resto de pacientes", destaca.



La asociación ProPersonas Sordociegas de Euskadi (EIE-APSE) es la promotora de una iniciativa pionera en el Estado y que se aplica en los sistemas sanitarios más desarrollados de Europa. La traducción ataja una carencia de Osakidetza subsanada en otros servicios públicos básicos como la educación, que dispone ya de un equipo de traductores. La asociación destaca la importancia de esta cobertura en la sanidad para erradicar las barreras de incomunicación. "La necesidad es máxima porque cuando una persona acude al médico está mal y necesita comunicarse con la mayor claridad del mundo", expone Marco Villarreal, coordinador del servicio.



La comunicación en la red vasca queda garantizada con la presencia permanente de un traductor en cada centro de referencia de cada uno de los tres territorios, Cruces y los hospitales universitarios de Donostia y Araba. De esta forma, los médicos pueden recurrir a los traductores de manera inmediata para facilitar la comunicación con los pacientes con sordera. La cobertura se extiende al resto de la red asistencial con una cita solicitada en la web de la asociación, www.sordociegoseuskadi.org con una antelación de 48 horas.



Meticulosa selección El servicio, que se presta a todos los pacientes con carencias de audición, se especializa en el colectivo de los sordociegos, que en Euskadi agrupa aproximadamente a un millar de personas, con más problemas de comunicación. "Muchas de esas personas permanecen recluidas en sus familias. Se aíslan y no participan del movimiento asociativo", apunta Villarreal. Estas circunstancias personales dificultan aún más la relación con estos pacientes. "Suelen presentar cuadros de depresión y en ocasiones también son reticentes a las ayudas", precisa. Por este motivo, la asociación ha realizado una meticulosa selección de los interpretes para facilitar el contacto.



Al margen del conocimiento técnico, avalado por una titulación académica de grado superior, la asociación buscaba un talante sensible. "Se necesita un contacto lo más cercano posible", señala. Por este motivo, los traductores potencian la relación para mejorar el servicio. "Quedamos un rato antes de la consulta para conocernos y familiarizarnos con su forma de comunicarse", señala Laura Jiménez, la profesional del hospital de Cruces. Esta especialista destaca la tranquilidad que proporciona el servicio a los pacientes con problemas de audición. "Es una prestación necesaria porque antes llegaban desorientados e inseguros", recalca.



La misma inseguridad se trasladaba a los médicos de la red pública que se enfrentaban al muro de la incomunicación en el trato con estas personas. "Te podía entrar la duda sobre si te habías sabido hacerte entender y te habían podido interpretar", reconoce la oftalmóloga Carmen Tolibar, que tira de símil para retratar los encuentros: "Antes era como ir a China y comunicarte por señas". En su caso, paliaba la incomunicación a base de experiencia y dedicación. "Ante la duda realizaba más exploraciones pero había problemas para describir de manera concreta las molestias, precisiones sobre la profundas o la continuidad", recuerda.



La brecha aumentaba de manera exponencial con las personas que combinaban trastornos de audición y de vista. "Sólo he tenido un paciente. Se suele recurrir a la escritura, pero en este caso tuve que emplear un rotulador de gran tamaño", apunta. Tolibar aprecia una fluidez desconocida en las consultas y destaca el clima de confianza. "Su actitud es la misma, porque siempre han venido con los cinco sentidos. Pero ahora se sienten mucho más relajados, no van a tener dificultades de entender y expresarse", señala.



El servicio de traducción supone el principal acercamiento del colectivo de sordos hacia el mundo sanitario. A este respecto, la asociación prepara el lanzamiento de cursos de aprendizaje para los facultativos. Estos talleres, cuya fecha de inicio está por determinar, suponen una primera toma de contacto con el lenguaje de signos con vocabulario básico como saludos. El coordinador apuesta por cursos cortos de hasta 20 horas para facilitar la asistencia de los profesionales. En cualquier caso, matiza que el objetivo es facilitar su relación con los pacientes. "Nuestro deseo es que se genere una empatía a través de pequeños gestos", señala.



Censo y ayudas Por otra parte, la asociación aprovechará la presencia de sus traductores en los hospitales vascos de más peso para visibilizar al colectivo de los sordociegos. A este respecto, su objetivo es completar el primer censo vasco del colectivo aprovechando el paso de pacientes. Sus responsables destacan que la contabilidad de esta franja de población allana las ayudas institucionales. "Con los datos reales tienes más fuerza para solicitar una atención para las coberturas sociales", afirma Villarreal.



Paralelamente, la asociación quiere introducirse en los cerrados círculos de algunos de los sordociegos para mejorar su calidad de vida con programes en favor de la comunicación. En este caso, la asociación constata las dificultades de muchas de estas personas por su falta de conocimiento del lenguaje de signos. "Muchos desarrollan un lenguaje de signos propio a través de señales", apunta el coordinador. Como medida de prevención, la asociación se plantea la creación de un equipo de mediadores expertos en lenguaje de signos para que se introduzcan en los domicilios y puedan descifrar estas comunicaciones personales.